EDITOR: MIGUEL GRINBERG


ENTREVISTA (click acá)

6 de septiembre de 2009

COMO VINO LA MANO


Crítica de libros

"Cómo vino la mano",

de Miguel Grinberg

Marcelo Fernández Bitar - Diario Crítica

16.07.2008


Cuando todo era nada y el rock local llevaba apenas unos diez años de vida, este libro del periodista Miguel Grinberg fue un faro que alumbró el camino del pasado, el presente y el futuro de un movimiento musical que por entonces aún sufría cuestionamientos sobre su validez, incluso con críticas feroces de los tangueros y sarcásticas ironías (o, peor aún, la indiferencia) de la prensa.

Antes, mientras los medios masivos prácticamente ignoraban esta escena tan rica a nivel musical y poético como en popularidad, apenas el folletín Agarrate de Juan Carlos Kreimer había intentado enumerar a los artistas del comienzo de la década. Grinberg, en cambio, llevó la idea de un libro a nuevos horizontes, con relatos e ideas propias de una enorme profundidad e insight, reportajes que hicieron historia, un compendio de letras (ahora ausente, una pena) y un listado de la discografía esencial (ídem). Hasta imaginó una división por etapas (o ciclos) de esa joven historia.

Por su formación de poeta ligado en forma directa al movimiento beatnik (es una revelación verlo junto a Ginsberg en la película de Scorsese sobre Dylan, No Direction Home), el creador de la legendaria Eco Contemporáneo no sólo consiguió pintar el panorama de la música popular joven argentina a principios de los años sesenta, sino que también marcó la influencia de la mística de los Beatles, enumeró los diferentes circuitos de tipologías del joven (¡caquero, mersa!), y describió los primeros tímidos recitales (algunos organizados por él mismo). En el medio del relato aparecían las históricas entrevistas a Moris, Pipo Lernoud, Litto Nebbia (frase omitida por pedido de Daniel Ripoll: ver comentario adjunto de esta nota), el productor Jorge Álvarez, Luis Alberto Spinetta (y sus duros recuerdos sobre Pappo y La Pesada).

Al tratarse de una edición ampliada que funciona como definitiva, incorpora elementos de las versiones 85 y 93, como un dossier de fotografías, ensayos, notas periodísticas y más reportajes: León Gieco, Santaolalla, Charly García, Claudio Gabis y Miguel Cantilo. Además, claro, de los sucesivos prólogos y tres manifiestos: de Spinetta, Gabis y Pablo Dacal.

Así como en 1977 todo estaba por hacerse y este libro se lucía en el medio del desierto con un análisis personal y exhaustivo, hoy vuelve a brillar pero en un paisaje totalmente diferente, dominado por las ventas ilegales, el esponsoreo casi obsceno y la infinidad de bandas con acceso a la grabación casera. En este contexto, leer Cómo vino la mano vuelve a constituir una experiencia inusualmente rica y reveladora, con material que sigue siendo vigente y que puede repetir su imagen de faro brillante.

Mención aparte para el diseño, que enfrenta sin éxito el duro desafío de juntar tanto texto apelando apenas a unos títulos poco diferenciadores para los capítulos y apéndices.

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Miguel Grinberg es un pionero de la cultura alternativa en la Argentina, lo cual no se limita al rock sino que también abarca la ecología social y el pacifismo. Tiene libros como La generación de la paz, Ecofalacias, Beat Days y La generación V.

Así escribe

Si se observa desapasionadamente el ciclo II, independientemente de los valores musicales, se descubre que careció de alegría y abundó en páginas negras. En tales tiempos, el rock argentino no fue amor ni alegría. Y todo eso sin mencionar censuras y autocensuras a la hora de grabar letras referidas a la realidad cotidiana de un joven en la Argentina. Por eso no sorprende el éxito rápido y merecido del dúo Sui Generis, desde el B.A. Rock III en adelante. No constituían una manifestación de estricta vanguardia, pero eran frescos y algo incisivos a la vez, y fueron quienes más cerca se colocaron de los sentimientos adolescentes, concretando durante tres años múltiples experiencias positivas para la nueva música urbana en el país. Atrás quedó entonces una noche de octubre de 1972, una especie de Waterloo progresivo.





1 comentario:

  1. Daniel Ripollseptiembre 07, 2009

    Estimado amigo. Soy Daniel Ripoll. Litto Nebbia desmintió frente a mi en la London de Avenida de Mayo, y copn testigos, que yo hubiera dicho lo que llamás famosa frase. También mi estimado Miguel Grinberg puede afirmarlo. EN varias oportunidades le solicité amablemente que hiciera el descargo o retirara el infundio de esa publicación. Probablemente se habrá olvidado.Lo entiendo. Pero..., ¿cómo voy a decir una cosa así si luche 30 años por el rock nacional? Tendría que haber sido más que tonto. Además, ¿Dónde consta? ¿Cuál es la prueba? Es el famoso "me dice que le dijeron, que le dijo...". Desmiento, una vez más, categoricamente, haber dicho esa frase a Litto Nebbia ni ha nadie en la vida. Sencillamente porque ni lo pensé ni lo pienso. Gracias igual. Saludos a todos. Daniel Ripoll: ripoll.daniel@hotmail.com

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